9 de Junio de
1976
EL CUERPO MÍSTICO
Hijo, Yo considero pastoral la acción de mi Iglesia tendida
hacia los hombres todos, para que todos puedan adherirse espontánea y
firmemente a los principios cristianos.
Promover y guiar esta acción es propio de la Jerarquía,
que no excluye la colaboración justa
y debida de buenos laicos "vocati ad hoc"[1].
Yo he dado las indicaciones para la eficacia de la acción
pastoral, por eso he dicho: seréis la luz del mundo, seréis la sal de la tierra. También he dicho:
resplandezcan vuestras buenas obras y glorifiquen al Padre que está en los
cielos. He dicho: seréis la levadura que fermenta la masa.
Un sacerdote, si no resplandece de luz sobrenatural, si la
luz de la gracia no hace transparente su alma de modo que todos puedan ver dentro claramente (y esto implica lealtad,
sencillez y no doblez) uno se dará cuenta que su acción es infecunda.
Yo, Cristo, potencialmente he vencido al mundo. A Mí todo
me ha sido dado, para Mí todo ha sido hecho; pero mi victoria total se
realizará en la consumación de los tiempos, con el juicio final. Yo, Cristo,
manifestaré ante todos, ante el Cielo y la tierra, mi completa victoria. Yo,
Dios hecho hombre, he realizado y realizaré Mi Cuerpo Místico, o sea mi
Iglesia, con la cual Yo soy una sola cosa.
Esta es la verdadera razón de mi retardado triunfo total:
he querido partícipe de este triunfo a mi Cuerpo Místico. Cabeza y cuerpo son
una sola cosa. Aquellos que se maravillan de que mi triunfo total no se haya
verificado con mi Resurrección y Ascensión al Cielo, han comprendido poco del
Misterio de la Encarnación.
En el Calvario
Yo, Jesús, me he unido íntimamente a la naturaleza humana
por cuya liberación y victoria me he inmolado. He asociado la naturaleza humana
a todos los acontecimientos divinos y humanos de mi vida temporal y eterna, por
esto la Iglesia, mi verdadero Cuerpo, si bien místico, deberá seguirme en el
Calvario para poder seguirme en la gloria.
"Quien quiera venir en pos de Mí, tome su cruz y
sígame" ¿A dónde, con la cruz, sino al Calvario?
La gran batalla, que Yo he abierto con el misterio de mi
Encarnación, Pasión y Muerte, continúa y continuará hasta el fin de los
tiempos con intensidad y gradaciones diversas. Serán momentos de tal inaudita
violencia como para no creerlo, como será en esta próxima ofensiva enemiga, por
cierto ya en marcha.
¿Se ha dado a los bautizados esta visión realista de una
Iglesia en perenne lucha contra sus enemigos aguerridos: Satanás, el mundo y
las pasiones?
La Pastoral debe llevar a las almas a adherirse a los
principios cristianos, a aceptar espontáneamente a Dios, su ley, su verdad, sus
misterios.
La Pastoral hecha solamente con estructuras no sirve para
nada, si faltan los presupuestos fundamentales. Los hechos lo están
demostrando.
Lucha y
peregrinación
Vuestras capillas están desiertas y vuestras salas
cinematográficas son instrumentos de veneno, en vuestros centros de reunión no
raramente se blasfema y se habla un lenguaje que no es cristiano.
Muchas instituciones se han derrumbado; la llamada pastoral
institucional está en un estado de quiebra. Es inútil querer hacerse
ilusiones, las concepciones materialistas de la vida no pueden más que poner
sólidas raíces en cristianos profundamente enfermos de anemia espiritual.
Grupos promiscuos de jóvenes y muchachas, que por libertad
excesiva, por la moda indecente y por las influencias deletéreas de lecturas y
de películas eróticas no pueden resistir, de cristianismo tienen sólo la
etiqueta, pero sustancialmente son paganos.
Estos son vicios de una pastoral institucional que no puede
sostenerse, porque está carente de la visión fundamental de la vida.
La vida cristiana
debe ser concebida como milicia, es decir, como lucha incesante contra Satanás
y sus aliados; debe ser concebida como peregrinación.
Las instituciones para una Pastoral eficiente eran válidas
cuando los cristianos eran buenos, pero hoy que ellos son paganos, las
instituciones tradicionales frecuentemente son ocasión de mal.
Te bendigo, hijo mío.
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