The
Rev. Fr. Melvin Doucette, M. Afr/ 1704 Palmer Road, RR 2
Tignish,
PE (Prince Edward Island) COB 2BO / CANADÁ
Tel: 902-882-2004 / E-mail: melvin.doucette@pei.sympatico.ca
PADRE MELVIN DOUCETTE
Viernes 23 de diciembre
de 2011
“Último Día en
Jerusalén"
8 de diciembre de 2011
Queridos amigos:
En nuestro último día en la Ciudad Santa, nos despertamos
temprano. Después del desayuno salimos a
pie hacia el Santuario de Santa Ana, cerca del Monte del Templo. Fuimos a este lugar especial el día de la
Fiesta de la Inmaculada Concepción porque fue aquí donde nació Nuestra Madre Santísima. Esta Iglesia fue construida sobre la casa
donde vivían Santa Ana y San Joaquín, y se cree que la Inmaculada Concepción de
la Madre de Dios tuvo lugar dentro de este magnífico santuario. Nuestra Señora había sido elegida por Dios
antes de Su nacimiento para ser la Madre de Jesús, Nuestro Señor y
Salvador. Él es el Hijo de Dios, la
Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Ella fue liberada del pecado original en Su concepción, y vivió en la
tierra sin cometer ningún pecado durante toda Su vida. Ella es la más perfecta, el ser humano más
santo que jamás vivió sobre la tierra.
No incluyo aquí a Jesús porque Él es tanto humano como divino.
Al encarnarse Nuestro Salvador, la raza humana recibió el
don más grande que podría recibir, pues el mismo Dios asumió nuestra naturaleza
humana y vino a vivir como uno de nosotros.
Tomó Su cuerpo humano de Su Madre, la Santísima Virgen María, y ahora Él
podía experimentar todo lo que un ser humano experimenta, tal como dolor,
hambre, sed, etc. Lo importante de lo
hecho por Dios es que Jesús se hizo hombre por amor a cada uno de nosotros. Quiere salvarnos a todos pero nosotros
tenemos que creer en Él y seguirlo.
A continuación encontraréis el mensaje de Nuestro Señor y
Salvador entregado al padre Melvin.
Jesús le habló con estas palabras:
-“Te bendigo, Mi hermano
Melvin, y bendigo a todos Mis hermanos que viven en cada país del mundo. Melvin, fue el 8 de diciembre, Fiesta de la
Inmaculada Concepción de Mi Madre, que fuisteis a la celebración de la Sagrada
Eucaristía en el mismo lugar donde Ella nació.
Todos recibisteis grandes gracias y bendiciones. Hoy fue también vuestro último día en Tierra
Santa. Durante estos días habéis
revivido una buena parte de Mi vida y habéis llegado a conocerme
íntimamente. Mi gran deseo es que todos
tengáis una profunda relación personal conmigo.
Nunca olvidéis que soy vuestro Amigo que dio Su vida por vuestra salvación. Os estoy exhortando todos los días a que
abráis vuestro corazón a Mis gracias y a todos los dones que tengo para
vosotros. Pasad tiempo en contemplación
y vuestro amor por Mí crecerá continuamente.
Es muy importante que permanezcáis humildes de corazón y que
os arrepintáis de todos vuestros pecados.
Si lo hacéis, seréis bendecidos y cada día subiréis varios peldaños
hacia la cima de la montaña. Estaréis
unidos a Mí: Yo viviré en vosotros y vosotros en Mí. Os bendigo a todos y os lleno con Mi gracia.”
Padre Melvin
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